Testimonio Kairos 

Por Yuritzy  Luna


El pasado septiembre de 2022, había indicios de que un terremoto iba a pasar por mi hogar, no entendida nada, solo tenía 3 cosas bien aprendidas en mi caminar con Cristo: i) el clamor de la oración, ii) el Espíritu Santo hablándome y preparándome, y iii) a darle las gracias por todo a nuestro Dios bello y maravilloso, así fuera bueno o malo a mis ojos, esta ocasión no fue la excepción. ¡Gracias Dios!

No entendía el propósito de esta crisis y aún hay mucho por saber, de lo que me quiere hablar Dios, pero no es casualidad que hoy pertenezca a Ekklesia Kairos, donde el tiempo y voluntad de Dios son perfectos. De lo que sí estoy segura es que esta CRISIS TIENE UN PROPOSITO ETERNO, DE LO ALTO y eso me hace resistir cuando mi carne se duele, cuando siento los estragos de ese terremoto.

El pasado diciembre de 2022 asistimos a una fiesta de unos amigos cristianos, del cumpleaños de su hijo menor, que hasta el día de hoy han sido una red de apoyo para nosotros. Aunque no soy de la idea de brincar de congregación en congregación, cuando gritaba auxilio, no hubo manos presentes y ello me llevo a decirle a Dios: llévame a un puerto seguro; entonces tenía 3 opciones y le decía: Tú responde Señor. En esa fiesta encontré a Fer y Anna, personas que desde que los conocí muchos años atrás y por el testimonio de sus vidas sabía que estaba en buenas manos.

Recuerdo no podía hablar mucho, porque todo iba a ser usado en mi contra. Ann la bella Ann leyó mis labios, mis ojos, que le decían: ayúdame, auxilio... y me dijo: te veo en enero en Kairos, y si llegue a Kairos en ese tiempo perfecto Segundo domingo, justo cuando el terremoto se hizo presente, no quise voltear a ver todo el caos que venía, solo tome a mi hijo, un suéter y nos fuimos directo a la reunión de la iglesia, nos recibieron como si supieran que era lo que estábamos pasando, no nos conocían salvo dos familias, notando su sonrisa al vernos, los hermanos de la iglesia empezaron a orar, a darnos palabras de aliento.

Posteriormente nos invitaron para hablarnos de la visión de la iglesia, vi en aquel hombre al maestro, al líder, pero sobre todo al pastor que cuidaba de sus ovejas. Alabé y dancé de felicidad por llevarnos a un lugar seguro a mi hijo y a mí. No lo podía creer, tantas cosas que empezaron a pasar me emocionaban, como la enseñanza que escuchaba. He visto la mano extendida para con mi familia de dos, la economía tambaleaba y la iglesia sin saber que la alacena estaba vacía, nos regaló una despensa, como si supieran toda mi necesidad y más cuando me decían: oramos y sabemos que es para ustedes; el darle palabra profética a mi hijo a sus escasos 8 años me dio tanta paz, confío y creo en ello.

Un hermano de la iglesia empezó a orar por mí y él decía: veo un terremoto que pasó por ustedes, pero la estructura de ese terreno está intacta, llore de alegría porque el hermano sin saber, Dios lo usó para confirmar lo que solo mi hijo y yo sabíamos y estábamos experimentando. Deseo algún día ver un gran edificio en ese lugar que algún día fue demolido por los excesos del mundo.

Desde ese día que decidimos no voltear a ver el terremoto, ha sido bendición tras bendición iniciando el 27 de enero por profesión que ejerzo, me invitan a dar la primera ponencia con países latinos, estaba nerviosa, emocionada pues con 17 años de experiencia no había recibido tal halago profesional. Fue tanto el éxito, que me invitaron a una segunda ponencia, parecía que mis colegas de distintas instituciones se empezaban a poner de acuerdo, como si todos supieran del terremoto. Yo me mantuve al margen, callada, solo orando y empezando a rendir cuentas a mis ahora amados pastores. Me invitan posteriormente a participar en un foro en un Hospital grande de la CDMX, para hablar de temas que solo a pocos les dan oportunidad. Y así han sido las invitaciones una tras otra, varios foros, radio, medios y realizar mi primer Curso-Taller que tuvo mucho éxito.

Para noviembre 2023, estoy invitada a un Congreso Internacional donde podrá asistir mi hijo y ver a su mamá parada en el pódium para hablar a muchos profesionales de la salud, sobre el cuidado, nutrición de enfermos críticos y graves, siendo esta una oportunidad más que profesional, es testimonio para mi hijo de que nos cruzó un terremoto en casa, pero que Dios nunca nos ha abandonado y que no lo hará, que Él es el mejor lugar y más seguro que tenemos en la vida y nos ha arropado hasta el día de hoy; que seguimos en pie solo por Él.

Después de años de oración por un negocio familiar y visión empresarial, Dios nos permite inaugurarlo siendo “MY, un lugar cerca del cielo” un nuevo proyecto que Dios permite a mi vida. 

TE AMO, DIOS DE LOS EJERCITOS.